Mediacció | La morfologia de la mediación
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La morfologia de la mediación

La morfologia de la mediación

La mediación es una de las tres metodologías por excelencia para la gestión alternativa de conflictos, como pueden ser la conciliación y el arbitraje[1]. Así pues, a partir de una investigación se intenta dar respuesta a las claves para la mejora de la convivencia en la ciudad. Intentar situar en el proceso histórico a la mediación es como situar en el mismo proceso a la educación emocional, que ha vivido el desarrollo en el ámbito académico y social. Es decir, siempre ha estado presente y es consubstancial a las relaciones humanas. Así mismo, la mediación comunitaria como la entendemos hoy es un hecho nuevo, reciente, en el que encontramos experiencias más cosificadoras durante los últimos veinte años. Especialmente en Cataluña empiezan las primeras experiencias estables y significativas desde finales de los años noventa; las experiencias son muy recientes.

Six nos plantea: «la mediación ha existido siempre. Siempre ha habido, en las tribus o poblados, sabios a quienes se solicitaba con total naturalidad, que aportaron tranquilidad a los diferentes; unos seres que eran los fundamentos de la fraternidad» (1990:11) [2].

De este modo, podríamos situar esta antigua figura del mediador como aquella persona pacifista y justa, razonable, dialogante y empática con múltiples capacidades relacionales [3].

En la Encyclopedia Of Conflict Resolution, Burgess y Burgess informan sobre las experiencias mediadoras en China, con más de dos mil años de antigüedad [4]. En el mundo contemporáneo incorporó la primera institución con espíritu mediador, de forma institucionalizada y estable, la Federal Mediation and Conciliation Service (FMCS), fundada en 1947. Esta institución nació con el objetivo de regular por vía no violenta los conflictos laborales (Burton y Dukes, 1990; Moore, 1995). A partir de este momento la mediación ensanchó su ámbito de actuación (comunitario, escolar, penal e internacional) así como el ámbito territorial (Latinoamérica y posterior exportación a Europa) (Suares, 1997:47-50).

A principios de la década de los noventa, se comienza a legislar en esta materia en el Estado español. En Cataluña encontramos la primera referencia en la Ley Orgánica 4/92 que reguló la competencia y procedimientos en el marco de la mediación penal juvenil (Funes, 1994; Gimeno, 1998).

Resulta interesante observar las diferentes fuentes de la mediación en los Estados Unidos VS Europa. En el primero, la mediación surge de la práctica y el conflicto ciudadano. En cambio en Europa se desarrolla a través de las instituciones y de la academia, para después iniciar las experiencias en el territorio. Debe remarcarse, que desde aquella primera experiencia a principios del s.XX ha llovido mucho, y que las diferentes experiencias se han filtrado por el territorio. Del mismo modo, actualmente nos encontramos en un dilema entre la mediación como solución económica de la no judicialización de los conflictos, o la mediación como cultural para la transformación social. Esta investigación realizada pretende clarificar estos dilemas.

La carta del Centre National de la Médiation de París describe la mediación como «una voluntad de abrir caminos, de construir puentes, de establecer lazos allí donde no existen; con la finalidad de permitir que personas o grupos se re-encuentren, que un ser pueda encontrar el camino hacia si mismo».

 

Algo inherente y característico de la mediación es el conflicto. Si no hay conflicto, no puede haber mediación. Estas líneas no intentan prestigiar la mediación como un conjunto de técnicas para poder afrontar el conflicto. Aquello que nos impregna y que construye nuevas realidades: más ricas, diversas, participadas y transformadoras.

La cultura de la mediación nos acerca a la caracterización del conflicto: dos o más seres o grupos tienen una posición dicotómica entre ellos, y manifiestan diferentes comportamientos (pueden ser destructivos o no). Este se encuentra caracterizado, según Negrillo (2005), por:

Las personas, rol específico, papel en la construcción de significados, perspectiva evolutiva…

 

Los contenidos (delimitación de àreas de contraposición y de acuerdo de cada cultura escolar, redefinición de aspectos sustanciales y personales en el currículum, clarificación de la concepción de la diversidad…)

 

Los procesos (espacios y recursos para el diálogo dentro de la dinámica del conflicto, corresponsabilización del sistema en la resolución del conflicto…)

 

En ocasiones se tiene una acepción negativa del conflicto. Intentaremos desmitificar y re-pensar en torno a diferentes ideas generadoras sobre la cultura de la mediación. Este planteamiento está impregnado de pedagogía política con tal de poder construir y deconstruir nuevas realidades en nuestro entorno. La pedagogía intenta afrontar este nuevo reto reconstruyendo significados colectivos como:

        • El conflicto es un hecho natural, inherente a la vida cotidiana, fruto de la interrelación de personas o grupos que piensan, viven y sueñan diferente. Si no existiera esta diferencia sería complejo pensar en un aprendizaje interpersonal o integrupal.

       

        • El problema del conflicto no reside en su esencia sino en la respuesta que se ofrece. La resolución negativa de este o el uso de la violencia, o bien la imposibilidad de llegar a un diálogo equilibrado como espacio de encuentro; es aquí donde encontramos la connotación negativa del conflicto. No en su génesis, sino cómo lo afrontamos.

       

        • El conflicto solo aparece cuando hay comunicación e interés; sin estos, no hay conflicto. Del mismo modo, deberíamos recoger este hecho como potencialidad y no como debilidad (véase Malinoswky, 2002)

       

        • El conflicto es un hecho universal entre personas y grupos.

 

Debido a la proliferación de encuentros y literatura sobre la mediación, así como la participación, se quiere recuperar algunas ideas apuntadas por Six: aquellas que parten de la mediación impulsada por un tercero, que hace nacer el mediador [3]. Es decir, quiere actuar de tal modo que de aquel diálogo -confrontación en presencia de un tercero, nazca algo que no sea ni la solución unilateral del primero ni la solución unilateral del segundo; sino una salida original realizada por una y otra parte (…), como un niño que proviene de dos progenitores (1997). Así pues, podemos delimitar la mediación como una situación triangular o múltiple en la transformación de conflictos.

El esquema general del proceso de mediación de Lederach consolidó un marco metodológico para continuar construyendo métodos válidos alrededor de la mediación.

Figura 1. Esquema general del proceso de mediación de Lederach (1996)

Fuente: Boque, 2003.

El diagrama anterior explica el proceso general de mediación: entrada de la información; espiral de situarse, explicar y arreglar; salida y transformación del conflicto. Esta espiral del proceso sintetiza las diferentes situaciones que se plantean en el proceso de mediación.

La mediación comunitaria juega un papel relevante con tal de democratizar la justicia y desjudicializar la sociedad [5]. No se trata de institucionalizar un ámbito sino de ofrecer alternativas positivas y transformadoras a la sociedad. Generar procesos de aprendizaje colectivos, fomentando redes sociales creativas y participativas en las que poder vertebrar las potencialidades de estos procesos (Villasante, 2002). El proceso de mediación es un proceso pedagógico y de crecimiento personal y/o colectivo. La persona mediadora nos acompaña a re-pensar las relaciones y construir nuevos parámetros en esta.

Este proceso de aprendizaje nos ofrece herramientas para poder crecer y fomentar la cultural de la mediación, que no es más que la cultura del diálogo. Situar la palabra como herramienta para la transformación de conflictos.

A diferencia de la justicia, la mediación aporta la participación activa de las partes así como la corresponsabilización de diferentes roles. Este hecho facilita un aprendizaje para la transformación positiva de conflictos. A continuación, se presenta una tabla en la que se comparan los principios de oposición de justicia VS mediación.

Tabla 1. Principios de la justícia y de la mediación.

La tabla anterior compara diferentes conceptos según los principios de la mediación. El antagonismo de los conceptos muestra las diferencias relevantes entre justicia y mediación. Podríamos afirmar que la justicia tiene la concepción de la persona como objeto, y la mediación como sujeto. Esta mirada es relevante debido a las posibilidades que aporta la mediación a las personas con tal de poder mejorar sus problemáticas, prevenir posibles conflictos y ser actores de sus vidas.

 

[1] En la conciliación un tercero hace de facilitador del proceso de gestión del conflicto, actuando de forma activa en el proceso y proponiendo soluciones. En el arbitraje, además de incorporar las dinámicas de conciliación, este tercero (árbitro) puede dictar una solución cuando observa que las partes no llegan a un acuerdo. En cambio, en la mediación la figura del mediador cataliza el proceso que facilita el diálogo; las partes proponen y plantean diferentes escenarios y diferentes propuestas para la transformación de conflicto.

[2] La traducción es del autor.

[3] Mediador, entendiendo como mediador los hombres y las mujeres en el ejercicio de la mediación.

[4] Así mismo, Catherine Perelló (1998:67) indica que “la mediación documentada más antigua que se conserva es de hace cuatro mil años en Mesopotamia». La traducción es del autor.

[5] Ver tabla 1.

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